Yo, albaricoque
- Tamarah Rockwood
- 16 abr
- 1 Min. de lectura
por Tamarah Rockwood
Rechazo la llamada del albaricoque. Es el color de las conchas marinas que viven cerca del ecuador y que nunca veré en las costas rocosas del noroeste cerca de mí; o de las puestas de sol después de una tormenta, o el color de un moretón reciente, o de un tiki masala caliente. Pero no soy ninguna de estas cosas a pesar de un largo tramo de metáfora o charla coqueta en el bar cuando estoy ligando con un hombre desconocido solo para hacer una salida monumental con gran estilo, como diciendo, "pero qué sé yo" y sonriendo con suficiencia hasta la salida. Esta salida, para que quede claro, es para mí; aunque podría ser para que el hombre beba un fuerte aperitivo de virilidad, un sorbo de un licor de albaricoque que sabe a camino de tierra y huele a aceite de válvula que se derramó en el maletero, pero sabe a brillo de labios dulce que usó esa chica poco después de que se pusiera de moda. Pero yo no soy ese albaricoque, como la niña del instituto, como la cáscara inalcanzable, allí un plato consumible.
Comments