top of page

Un pequeño bulto de pelo/Un bulto de pelo no tan pequeño

  • Charles Stott
  • 22 sept
  • 3 Min. de lectura

por Charles Stott



Salgo a caminar casi todas las tardes, y este sábado de junio no fue la excepción. Me sentía bien, así que pensé en recorrer los quince kilómetros completos. Tenía mi MP3, música con buen ritmo para marchar, y la aplicación del móvil me acababa de avisar de que acababa de llegar al kilómetro cuatro. Caminaba por el camino de tierra junto a la autopista hacia Almanzora, con Queen y Bowie poniendo "Under Pressure" a todo volumen, cuando oí un leve maullido. Debo estar oyendo cosas, pensé, unos pasos más y otro maullido. Me detuve y miré a mi alrededor: al olivar a mi derecha, bajando por donde había venido, subiendo por el camino que tenía delante; miau, al matorral al otro lado de la valla y al final del terraplén que sube a la autopista, miau. ¿Qué demonios es y dónde está? Entonces vi un movimiento bajo uno de los arbustos achaparrados; apareció de repente y atravesó la alambrada: un pequeño gatito gris pizarra. Se me acercó maullando y se frotó contra mis piernas. Apagué a Tina y me agaché para coger al pequeño. Empezó a ronronear enseguida. Busqué a su mamá o a otros gatitos. —¿Qué haces aquí a kilómetros de distancia? —le pregunté—. No puede haber una casa ni nada a un kilómetro o más, pero estás bien alimentado. ¿De dónde vienes? Bueno, no puedo dejarte aquí. —Así que me desabroché un botón de la camisa, la metí dentro y volví a abrocharlo.


¿Qué hago ahora? ¿Sigo con mi paseo? ¿Cómo puedo llamarla? Pensé en cuatro mil, ya que acababa de pasar la marca de los cuatro mil cuando la encontré, o quince mil porque ese era el paseo que estaba haciendo. Al final nos decidimos por Dusty por su pelaje gris pizarra o "azul". Miré la cabeza que asomaba por la pechera de mi camisa y me dirigí a casa después de volver a encender a Tina. Al llegar a casa una hora después, lo primero que dijo mi cuñada fue que no. Tomé una foto y entré en Facebook para ver si alguien la quería, pero la única respuesta fue "¡Qué hermosa es!". El lunes la llevamos al veterinario, quien nos dijo que tenía unas seis semanas y que volviéramos en dos semanas para sus inyecciones; lo cual hicimos. Luego, cuando cumplió cinco meses, la llevamos a su operación y a la colocación del chip. Ahora tiene siete meses y es una adolescente rebelde, rebotando en la espalda de nuestro gato de catorce años y corriendo como una loca; Sólo deseo tener su energía.


-----


Hace dos años escribí un artículo titulado "Un pequeño bulto de pelo", que trataba sobre una gatita de seis semanas que me encontré en mi paseo vespertino a Almanzora. Ya tiene dos años y ya no me cabía en la camisa. Sigue siendo una gatita pequeña, aunque mucho más grande que cuando la recogí. No es una gata faldera y prefiere acurrucarse en la cama en lugar del regazo, pero es cariñosa a su manera.


Duerme en mi cama por la noche y, antes de apagar la luz, jugamos diez minutos. Se mete bajo su abrigo y me ataca la mano mientras intento acariciarla. Antes se esforzaba con uñas y dientes, pero ahora tiende a guardar las uñas, aunque todavía usa los dientes, que son lo suficientemente afilados, pero no tanto como para romper la piel. Pasa la mayor parte del día al aire libre; por suerte, estamos lejos de cualquier carretera y tenemos jardines donde jugar y cazar. Es una buena cazadora y nos trae todas sus presas para que las veamos, normalmente saltamontes y langostas, que suele dejar en mi ducha. Dejamos la ventana de la cocina abierta para que entre y salga, así que a menudo no la veo cuando entra con una presa; solo cuando voy al baño o a la ducha veo su pequeño "regalo" que nos ha traído.


Viene a cenar entre las tres y media y las seis, luego se acuesta en la cama de la cuñada para darse un buen baño y luego duerme hasta la hora de acostarse, sobre las ocho y media. Entonces se vuelve un poco traviesa y se esconde detrás del armario o tengo que jugar a las escondidas, donde corretea por la sala hasta que siente que me ha cansado lo suficiente y se va a mi habitación. Si tengo que levantarme durante la noche, viene a pedirme que la abrace y la acaricie hasta que decide que es hora de volver a dormirse y se acuesta detrás de mis rodillas o a mi espalda.


Siempre tiene galletas, agua y un baño en mi habitación para que no necesite nada por la noche. Podría estar veinte años más con ella, si llego a vivir tanto, mi principal preocupación es qué le pasará si estiro la pata antes que ella, lo cual es bastante probable.

Comentarios


  • Bluesky_logo_(black)
  • X

Sobre nosotros

Somos una revista literaria con sede en Chile fundada en noviembre de 2024. Nuestro objetivo es publicar artículos y reseñas de libros, películas, videojuegos, exhibiciones de museos, así como ensayos creativos, cuentos, poesía, arte y fotografía tanto en inglés como en español. Creemos que la literatura y el arte son un lenguaje global que une a sus hablantes y que nuestro disfrute de ellos se puede compartir de formas divertidas, reflexivas y llenas de innovación. ¡Te invitamos a ti y a todos los que aman el arte y los libros o simplemente aman las cosas interesantes a contribuir a nuestra revista literaria!

También puedes encontrarnos en Duotrope.

© 2024 por Ultramarine Literary Review. Desarrollado y protegido por Wix

bottom of page